Te gustan las tetas y los culos, las vergas y sus dueños, no tienes modales ni buenas maneras, por eso no sabes pedir lo que quieres, siempre lo exiges. ¡Lujuria eres una grandísima puta! Sin ti el mundo sería casto y puro, pero contigo todo ha sido una larga historia de fornicadores y adúlteros, de pederastas y violadores, de incesto y prostitución, de amantes del placer sin compromiso, de hijos bastardos y parecidos a ti.
Te inventaste la pornografía para provocar en nosotros ese deseo intenso de tener sexo, de coger sin pensar, de volver a ser animales salvajes que se aparean sin más razón que el placer del orgasmo, de la corrida, de la venida, del semen caliente dentro de ti Lujuria.
No obstante Lujuria, aunque te llame puta te quiero. Todo porque aunque has matado a millones de nosotros, a cambio has traído al mundo a muchos otros, tal vez más de los que nos has quitado. Quien sabe, tal vez yo también vengo siendo hijo tuyo. De seguro lo soy.
Has sido una íntima compañera de cama. Más que una amante has sido una amiga. Me enseñaste, antes que nada, que me podía amar manualmente, sin ayuda de nadie. Fue un bello principio mi querida y siempre putísima Lujuria. Me insinuaste luego que no podía ser tan narcisista y debía compartir con el mundo las artes amatorias. No fue fácil al principio, pero luego encontré en ti y tus dogmas, el camino a la gloria.
Me has hecho sudar, sentir, besar, lamer, fornicar y venir tantas veces que no podría agradecerte nunca lo que haces por mí. Espero que me acompañes más allá de la muerte porque estoy seguro de que el infierno está lleno de amantes que te honran por la eternidad.
Con lujuria plena:
Tu súbdito.
Carta a la lujuria

Tienes el poder de estar en todas partes, muchas veces rozagante y glamurosa, otras veces solapada y mentirosa. Naces de una mirada, de unos ojos que hambrientos de sexo quieren devorar al prójimo. No importa si es él, no importa si es ella, a veces no importa nada más que satisfacerte y llenarte de placeres indebidos y corruptos. ¿Pero quién puede satisfacerte Lujuria? Eres insaciable y fastidiosa, intensa y vanidosa.
Tus bajos instintos nos visitan a todos por igual: pobres y ricos, iletrados y educados, pendejos y sabios, putas y santas, al negro, al blanco, al joven y al viejo, al pecador y al mismísimo Papa, aunque lo niegue con su vocecita de pederasta.
Eres astuta Lujuria, desde muy jóvenes nos dominas y aprendes a esconderte entre los vericuetos de la cultura que nos imponen, de esos roles sociales que ni te importan ni te desvelan, todo, esperando el momento de salir presurosa y vagabunda, tan puta como siempre en busca de sexo, de genitalidad y desenfreno.
Fotografía : Ari Simangan