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Por Jhon Mario Zuluaga Morales

@jhonma2006

 

 

Era la quinta noche en que Falladera no podía conciliar el sueño. ¿Cómo es posible que alguien sea infalible a la hora de descubrir a los mentirosos?, era una pregunta que empezaba a carcomer su gigante cabeza, después que Choncho le asegurara la existencia del bienaventurado.

 

Falladera era un experto y sagaz mentiroso, hijo enmarañado de la trampa; alumno aventajado de la calle, considerada como la mejor universidad por aquellos que han hecho de su boca el más oscuro laberinto. Rey de reyes, señor de señores, padre de la mentira y el ardid.

 

No pasaba un solo segundo de su vida sin ufanarse de aquel concurso de mentirosos en que fue declarado el amo de la treta, al vencer en la final a su eterno amigo Choncho, otro embaucador al que la gente respetaba por su facilidad de generar las más desquiciadas historias.

 

En medio del silencio tortuoso de la madrugada, en el que su mente trataba de callar los latidos del corazón, tomó lo que consideró una sabia decisión: si era verdad que existía aquel misterioso hombre, perro sabueso de la mentira, el mundo le quedaría pequeño para hallarlo.

 

Tras empacar en una mochila los ahorros de su vida y calzar sus zapatos más finos salió a la calle; Falladera sabía que su búsqueda estaba motivada por un deseo vehemente de comprobar si realmente existía una persona con un don tan especial; tal vez más sagaz y embaucador que él mismo.

 

Antes de emprender el viaje hacia un destino que podía ser cualquiera, Falladera decidió pedirle consejo a Plácido, el habitante más viejo de la aldea. Cuando se acercaba al jacal del anciano Falladera se percató de que en su primer paso podría encontrar a aquel hombre misterioso.

 

-¿Es cierto que existe un individuo capaz de diferenciar sin falta la verdad de la mentira?-, preguntó Falladera, mientras le aseguró a Plácido que llevaba varios meses en su búsqueda.

 

El sabio anciano no sólo confirmó su existencia, sino que le dio la clave para encontrarlo:

 

-Es un hombre obstinado, persistente y perspicaz. Debes ser reflexivo y hacer valer tu bagaje para hallarlo.

 

Falladera descartó la posibilidad de que Plácido fuera el misterioso individuo, ya que ni se inmutó cuando intencionalmente minió sobre la búsqueda; no eran varios meses, si acaso alcanzaba algunas horas.

 

-Querido amigo, me atrevería a decir que él ya sabe de tu existencia y podría jurar por los dioses que sus pasos se aprestan tras tu sombra.

 

Decidió no escuchar más al viejo y partió. Empezó a recorrer las calles de la aldea entablando conversaciones con todas las personas que salían a su paso. A cada una le mentía para obligar al hombre de la verdad a salir de su madriguera.

 

Pero todo era en vano. Los humanos en su camino eran simples individuos que se dejaban seducir por las mentiras de sus labios, que caían rendidos ante las dulces notas del engaño.

 

Tarde tras tarde, noche tras noche, caminó sin norte, lamentando la ausencia de una brújula que los llevara a su destino. Sin ánimo para pronunciar alguna palabra encontró una fuente de agua, tomó aire y gritó con voz lastimera, esperando la respuesta del hombre misterioso, pero esta nunca se dio.

 

Recorrió todos los rincones de la tierra, visitó ciudades subterráneas, marinas y celestiales, y abrió a la fuerza las puertas del mismísimo infierno; mentira, nunca pudo abrir sus puertas.

 

Falladera ya lucía una blanca barba, larga, muy larga, sólo comparable a los días que había gastado buscando a tal hombre; ya su minutero había tocado las horas de la vejez.

 

Agonizante, con un insoportable dolor en el pecho e invadido por la pesada frustración de no haber podido lograr su cometido, tuvo un fugaz momento de brillantez. Segundos antes de darle la mano a la eternidad comprendió que Choncho, empedernido tramador que se jactaba de enredar al ser más astuto y de embolatar al ser más sabio, le había mentido.

 

 El amo de la mentira

Por Alejandra Marcillo

@Alejadejavu

 

 

El Concurso Regional de Cuento Humberto Jaramillo Ángel, reúne el talento literario a nombre del escritor Calarqueño Humberto Jaramillo Ángel, autor de obras como Regreso del Viento, Lejos de España; Multitud; entre otras, y otorga un espacio a la dinámica artística y literaria de la región.

 

Dado que la continuidad de eventos como este, permiten la prolongación de espacios artísticos, que apunten a la divulgación de trabajos con considerable nivel literario y creativo, el Concurso Regional de Cuento Humberto Jaramillo Ángel, pretende integrar los talentos regionales, en el ámbito literario. Abriendo, de esta forma, espacios para la creación escrita.

 

Desde el 2009 este concurso le ha dado la oportunidad tanto a estudiantes, como a docentes y escritores independientes de participar y dar a conocer sus escritos. Varias personas pertenecientes al programa de Comunicación social-Periodismo de la Universidad del Quindío han quedado como finalistas y por ende sus escritos han sido publicados en el libro del concurso que anualmente se imprime. Entre ellos el docente Jhon Mario Zuluaga, quien fue ganador del segundo lugar en el III Concurso Regional de Cuento Humberto Jaramillo Ángel con el cuento El amo de la mentira en el libro Una vuelta y cuento, publicado en el año 2012.

Un concurso para crear

 

Un cuento de Jhon Mario Zuluaga, docente del programa de Comunicación Social - Periodismo, obtuvo el segundo lugar en el III Concurso Regional de Cuento Humberto Jaramillo Ángel. 

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