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Por Alejandro Camelo

@sr_teoracto

 

 

Del Cementerio Libre de Circasia y de su creador Braulio Botero Londoño es mucho lo que se ha dicho. Las historias varían entre creencias populares y verdades concertadas y generan tantos mitos como habitantes hay en el municipio; desde hace 83 años que surgió la idea de su creación y 79 de su existencia.

 

El cementerio Libre de Circasia fue fundado luego de que en el año 1929, la iglesia no dejara enterrar los restos de Valerio Londoño en el cementerio del pueblo por no compartir las ideologías de la iglesia católica, a lo que Braulio Botero Londoño se opuso y comenzó la travesía para crear el único cementerio laico de la región, lleno de significación en cada uno de sus espacios y donde soñó con descansar algún día.

 

Todo esto se vio menguado por un gobierno conservador del momento, que de la mano con la iglesia intentaron impedir las intensiones de un gran número de circasianos de pensamiento libre. Fue solo hasta que llegó a la presidencia el liberal Enrique Olaya Herrera (1930 - 1934) que se consiguieron los permisos necesarios y que se empezó la edificación en el municipio de circasia en el terreno donde se encuentra actualmente, donado por Miguel Antonio Botero, padre de Braulio.

 

Jhon Jaramillo, hijo de una sobrina de Braulio Botero, cuenta  en entrevista con  Sindy Naranjo Arcila, que su madre decía que con los años y luego de su construcción, el cementerio fue abandonado y víctima además en 1951 de la guerra bipartidista que tuvo que afrontar todo el territorio nacional; en sus paredes se veían los impactos de bala y las consecuencias de la dinamita puesta por los conservadores en el águila, similar a la que actualmente  acompaña la tumba de Enrique Londoño, el primer enterrado en el cementerio; el busto puesto en honor a Antonio José Restrepo, amigo de Braulio y creador del himno a la muerte, no se sabe si fue dinamitado o arrancado de su lugar.

 

Solo se decía que Germán Gómez Ospina lo había arrancado y enterrado en algún lugar para evitar que lo dañaran, con lo que no contaban era con que él olvidara el lugar especifico donde se encontraba. Por este motivo, Braulio Botero ofreció una recompensa de cien mil pesos de la época para quien lo encontrara, por tal razón era normal ver a todos los jóvenes cavando huecos en todas partes con la esperanza, no de encontrar el busto sino de ser quien reclamara los cien mil pesos, pero ninguno tuvo éxito, por lo que con base en una fotografía se mandó a hacer uno parecido que no quedaría igual de bello.

 

En 1972 luego de venta del cementerio de Armenia, donde actualmente se encuentra la terminal de transporte, descansaban la madre, el padre y otros parientes de Braulio Botero, haciendo que retomara el cementerio trasladando los restos, por esa época también se amplió el terreno y se creó la fundación con apoyo económico perpetuo de parte de Don Braulio, dinero que sería invertido para su limpieza y mantenimiento, además de querer conservar los principios por los cuales fue creado el cementerio y se mantienen hasta el día de hoy.

 

¿DON BRAULIO BOTERO ERA MASÓN?

 

¿Era Don Braulio masón? ¿La arquitectura del cementerio Libre tiene influencia del nazismo y masonería? Son estas algunas de las preguntas que son casi q inevitables hacerse cada vez que se habla del tema, sus paredes, sus rejas y hasta su organización exhalan ese aire lleno de significación que para unos es laicismo pero que para otros es expresión de libertad, justicia y amor; como está plasmado en su relieve mural.

 

En sus rejas, de adentro hacia afuera, vemos la esvástica con sus puntas hacia la derecha que en la simbología masónica significa unión y fraternidad, aunque por errores de construcción, en la ampliación del cementerio en 1992, las puntas quedaron hacia la izquierda, símbolo nazi, que todos conocen como el holocausto y que antes, para los primeros cristianos fue la forma de evitar ser perseguidos y masacrados.

 

Braulio Botero Londoño, figura visible y quien luego se haría cargo del Cementerio Libre, “alcanzó el nivel 33 de la masonería, máximo nivel, alcanzado por personajes de la historia como salvador Allende y Benito Juárez” dice Juan Fernando Londoño familiar  de Braulio Botero, y miembro de la fundación Braulio Botero Londoño, los masones cumplían con características como ser personas de bien sin necesidad de estar en un religión, ser libre de pensamiento y tener un amor profundo por  la naturaleza y el arte.

Él fue muy cuidadoso en un principio para evitar que se enteraran de su participación en la masonería, pero luego tanto las logias como sus integrantes se empezaron a abrir a la sociedad, los masones se creían únicos dueños del conocimiento y solo lo compartían entre ellos, creyentes del conocimiento, la ciencia y el saber y creen que la religión católica enseña la ignorancia, a que lean la biblia y no refutar nada de lo que allí diga.

 

ALGUNOS MITOS…

 

Por décadas se ha dicho que en el cementerio libre se enterraban a las personas paradas y que en las cuatro tumbas a su entrada, antes de la remodelación, habían cuatro liberales que decidieron pasar el resto de sus días  parados  para no arrodillársele a Dios; En realidad en estas cuatro tumbas nunca hubo ni  hay nadie, desde su creación fueron marcadas con los nombres de Braulio Botero, Julio Gaviria Lince, Antonio Schiffer y Guillermo Echeverri Giraldo esperando ser enterrados allí, pero en realidad ninguno lo hizo.

 

Uno de los arquitectos creadores del Cementerio Libre fue Antonio Schiffer, un alemán residente en la ‘Hoya del Quindío’, y quien estructuró junto con Braulio Botero cómo estaría organizado este campo laico, luego, en la remodelación, parece ser que no se prestó mucha atención a como se colocaban las rejas y por esto la esvástica nazi, también existe la versión de que Schiffer era nazista mas no nazi, motivo por el que implantó esta simbología.

 

Cuentan que Braulio Botero en un viaje a Europa recibe como regalo de un amigo alemán las dos araucarias que fueron sembradas a la entrada del cementerio, pero en realidad fueron regaladas por el embajador de Alemania en  Colombia, en honor al señor Germán Delio, enterrado allí. También se ha dicho que una de las araucarias, hoy reemplazada por un pino fue partida por un rayo en una noche de lluvia cuando en realidad, la planta murió al podrirse por dentro.

 

También se ha dicho que sobre en el Cementerio Libre es la única parte del mundo donde cae el sol perpendicularmente pero es falso, María Eugenia Beltrán, investigadora de arquitectura religiosa explica que este mito tiene explicación en el libro “El misterio de la catedral” donde se da explicación a la organización estructural tanto de iglesias como de campos santos, además de que es imposible que las nubes y el sol se organicen cada día en el mismo lugar para generar este fenómeno.

 

DATOS CURIOSOS

 

El primer enterrado en lo que sería el Cementerio Libre fue Enrique Londoño, un hombre letrado que murió muy joven, cuando se llevó a cabo este entierro apenas se estaba empezando a aplanar el terreno de la loma donde queda el campo laico, por lo que tuvo que ser enterrado muy profundo, además de dar explicación a que su tumba este separada de las demás. Luego fallecieron sus dos mellizos de nombre Romeo y Julieta que al igual que la legendaria historia, estarían juntos hasta en la muerte pero esta vez junto a su padre.

 

El himno a la muerte escrito por Antonio José Restrepo a petición de Braulio Botero fue compuesto mientras Antonio se encontraba en Ginebra (Suiza), defendiendo a Colombia como abogado en el conflicto que se estaba llevando a cabo con el Perú, él encantado así lo hizo y se ofreció además a mandar dinero para que le pagaran a un músico que hiciera la tonada para la letra ya escrita.

 

El escritor tulueño Gustavo Gómez Gardeazabal, y quien escribió la frase que acompaña el busto de Braulio Botero, ya compró su lote para cuando llegue su muerte, con la única condición de que cuando le toque abandonar este mundo sea enterrado parado, convirtiéndose este en el primero que no se le arrodilla a Dios en la muerte.

 

En 1943, el presidente Alfonso López Pumarejo vino a lo que era el departamento de Caldas, compuesto por lo que hoy es Caldas, Risaralda y Quindío, cuando iba de paso para Armenia vio el municipio de Circasia y quiso entrar a conocer el cementerio que había creado su colaborador político Braulio Botero Londoño, al entrar a este, vio en la entrada cuatro tumbas entre las que se encontraba la de Braulio (marcada con anterioridad a su muerte), lo que lo llevó a una mezcla de sentimientos, tristeza, rabia con los liberales por no haber conocido de su muerte y no haberse manifestado y susto cuando al llegar a Armenia vio a Don Braulio en la gobernación del Quindío.

 

Desde 1938 a 1942 en Circasia se creó en la época el club de suicidas, con los jóvenes más ilustrados del pueblo que con influencias del existencialismo francés se jugaban la vida, lo que llevó a que desde el ministerio de salud se llevara a cabo una investigación de este fenómeno sin que pudieran hacer mucho al respecto.

 

En Circasia el libre pensamiento no muere

EL CEMENTERIO LIBRE Y SU CREADOR TIENEN UNA LARGA HISTORIA.

Septiembre 18, 2013

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