Por Alejandro Camelo
Sexo, drogas, amor y alcohol; con música electrónica de fondo… Así se puede definir Mentiras y Gordas. Una historia de jóvenes sumergidos en los placeres libertinos e impulsivos de su juventud. Amores y desamores, la talla de la gorda y el costo de las drogas. Sexo, sexo, bastante y explícito sexo.
En síntesis, Mentiras y Gordas, es un largometraje en el que se expone la vida de jóvenes españoles obsesionados con la delgadez; la lucha interna con sus preferencias sexuales, usando la mentira como herramienta para evitar que los demás los lleguen a descubrir; y por último, la desinhibición y muerte por el uso excesivo de todo tipo de sustancias psicoactivas.
Hacer películas que armen revuelo pero que generen ganancias se ha convertido en una opción fácil de hacer fama y reunir dinero para hacer mejor cine.
Esta película ha tenido bastantes críticas, se dice que tiene una trama exagerada y salida totalmente de la realidad. Además, es acusada de valerse de la influencia que tenía en su momento cada uno de los actores entre los jóvenes españoles. ¿Se le puede considerar arte o no? Eso que lo decida cada quien.
¿Qué tengo para decir de esta película? La primera vez que la vi quedé extasiado por lo excéntrico de estas fiestas electrónicas en España, desde ese momento está en la lista de cosas por hacer. Los ángulos de la cámara son interesantes y hacen más atractiva la trama. Y pues bueno, habrá a quienes les parezca grotesca, pero para mí, es una buena película. “Porque la vida hay que vivirla a tope.”