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Misterio y locura 

 

Por Laura Usma 

Hay gatos que buscan en la noche aventuras misteriosas, colisiones con extrañas sombras que harán de segundos, eternidades. Su caminar es sigiloso e intrépido, sus ojos color café oscuros se dilatan cada vez más al transcurrir la noche, son redondos como la Luna,  tristes pero penetrantes como una fuerte ola de calor en el verano. Ella es un ser de un mundo místico donde el deseo y el caos forman una silueta de enormes curvas, adora a dioses creadores de escritos los cuales impulsan la imaginación llegando al clímax de la fascinación. Camina por las calles, en busca de seres extraños como ella, amantes de la tierra, del agua, del sol, de la luna y de los astros. No se afana por el tiempo, buen amigo, compañero de tristezas y alegrías. Su piel es blanca, su cabello siempre se encuentra con libertad, es como si el viento se encargara de cepillar cada uno de sus flequillos, sus labios son el plato fuerte del encantamiento que utiliza, son gruesos, delineados  delicadamente por  pinceles y  están tatuados por un rojo escarlata. Sus deseos e ilusiones se encuentran guardados en una botella donde los sabores y las emociones hacen explosión frecuentemente. 

 

Noa Mesier Milou de León, es su compañero, un gato flaco, desgreñado y raro, camina torcido, sus ojos son de dos colores diferentes, uno es verde y el otro es de color miel; su maullido parece de cualquier animal menos el de un gato, su color es café desteñido aunque un poco miedoso es un leal amigo, parece indefenso, es por eso que su ninfa siempre lo acompaña y lo cuida, entre libros y ropa sucia encuentra su lugar donde vuela como las aves, allí es donde siempre forma su sensualidad, un magnetismo que lleva a cada parte que va, si bien es instintivo puede decirse que uno de los aspectos importantes que permite explotar esa característica es cuando el mundo se encuentra en caos, lo que para una ninfa es muy diferente a lo que encontramos en la realidad, simple y banal;  en su universo los límites no existen, un lugar de contrariedades donde los colores, sabores y emociones producen resultados emocionantes e inimaginables; los animales, la tierra, el sol, los astros, el mar y entes vivientes como los seres humanos, conviven desnudos y sin apariencias; lastimosamente vive en un mundo donde el  su ensueño de cosas sin forma, no reina.

 

“Oigo incluso cómo ríen las montañas arriba y abajo de sus azules laderas y abajo en el agua los peces lloran y toda el agua son sus lágrimas. Oigo el agua, las noches que consumo bebiendo y la tristeza se hace tan grande que la oigo en mi reloj, se vuelve pomos en la cómoda, se vuelve papel sobre el suelo, se vuelve calzador, ticket de la lavandería, se vuelve humo de cigarrillo escalando un templo de oscuras enredaderas... Poco importa, poco amor o poca vida no es tan malo, lo que cuenta es observar las paredes, yo nací para eso, nací para robar rosas de las avenidas de los muertos” Charles Bukowski.

 

Ella poco sonríe pero cuando lo hace es porque vale la pena, llena de bipolaridad, solitaria y efímera, traída de las tierras de las selváticas, como en el inicio de nuestra civilización  une su cuerpo desnudo y su alma con la Pachamama. Sin ambiciones, ni envidias ella se encuentra marcada, llora algunas veces por lo cual son pocos los que descubren el verdadero oro de tierras lejanas, es como el fuego brillando y voraz que todo lo que toca cambia de forma; vive con un extraterrestre enviado del planeta Hollywood, un ser sombrío, callado, misterioso, con una mirada de oscuras intenciones; deseoso de placeres, robotizado por su realidad, blanco como los copos de nieve en el invierno, se alimenta  de una bebida color rojo rubí, la cual entre más tiempo lleve consigo es más deliciosa, esta es su única adicción y su único amor, en realidad es un vampiro.

 

Aunque esta ninfa se encuentra lejos de las montañas que la vieron crecer, sigue manteniendo un espíritu, que lo poseen quienes  han conocido el corazón de los grandes bosques; no es fácil llegar a las entrañas donde los àrboles hablan y se comunican con los seres humanos; criada con perros, gatos, gallos, entre otros animales quienes conservan el derecho de ser parte de su sangre, esa sangre que late en sus corazones, que les permite vivir y que se derramaba constantemente en el campo, Florencia, Caquetá es su tierra; ha recorrido lugares calurosos, fríos y templados hasta llegar a las tierras del Eje Cafetero.

Se emociona fácil, vive al extremo, le gusta la noche, le gusta amar y ser amada, misteriosa, mágica; es como un volcán activo que puede cambiar en segundos, tiene miedo a ser lastimada, como los arboles cuando son bruscamente desgarrados de su lugar;. La maravillosa vida en tierras misteriosas crearon un ser diferente; una ninfa, la cual con el transcurrir de los años, viajes por otros lugares muy diferentes, olvida parte de sí misma; cada vez se torna más blanca y pálida, cada vez toma más de esa bebida de color rubí, cada vez más vampiro. Puedes llamarla ninfa o fuego, si bien el nombre lo importa, lo que importa es lo que lleva consigo; misterios difíciles de encontrar donde la compresión está fuera de margen, donde la intuición no tiene ningún discernimiento.

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