Jefersson Andrés Rodríguez Blandón
Desde hace algunas semanas las calles y plazas venezolanas se han visto llenas de estudiantes y civiles que tildan a Nicolás Maduro de tirano y dictador, dicen estar cansados del desabastecimiento en las tiendas y supermercados, de la inflación del 56,2 %, de la inseguridad que cobró la vida en 2013 de 24.763 personas en el vecino país; entre otras cosas.
Los maduristas dicen que los protestantes son en su mayoría personas de clase media y estudiantes de universidades privadas que quieren retornar al antiguo modelo económico venezolano, en el que tenían mayores privilegios y comodidades. Sin embargo, en las imágenes que nos trasmiten los medios, muchos aseguran vivir en los cerros caraqueños, ser trabajadores rasos y estudiar en las universidades públicas del vecino país. Como siempre en este tipo de protestas, ha habido fuertes enfrentamientos entre la fuerza pública y los civiles dejando hasta el momento aproximadamente 20 muertos y centenares de heridos.
Los seguidores del Gobierno han apoyado incondicionalmente a Nicolás Maduro y también han colmado plazas y calles, aunque para nadie es un secreto que estas manifestaciones no alcanzan la magnitud de las que lograban las populosas marchas en la era Chávez.
Muchos colombianos y extranjeros procuramos informarnos por los tradicionales medios de comunicación, pero realmente nos sentimos frutados al ver que los medios privados colombianos exaltan a la oposición y a sus líderes Leopoldo López, Henrique Capriles y Maria Corina Machado, llaman a la violencia e informan con cierto tono de satisfacción un posible golpe de estado contra Maduro.
Qué diferencia tan marcada la de RCN, NTN 24 y Caracol cuando informaban sobre el Paro Agrario, las marchas estudiantiles contra la reforma a la ley 30 y las protestas del sector salud. En esos tiempos de lucha en nuestro país contra leyes que contravienen los intereses del pueblo, esos mismos medios, que hoy aplauden la protesta en Venezuela, criminalizaban la justa protesta colombiana. Su primera estrategia era evitar el tema al máximo durante sus emisiones, luego, cuando era imposible ignorar lo que pasaba en las calles, salían con sus cámaras y micrófonos a decir que las marchas estaban infiltradas por guerrilleros, cosa que tal vez era cierta, pero que no le restaba fuerza y razón de ser a las peticiones de un pueblo que está cansado de las guerrillas arcaicas que tanto daño le han hecho a nuestro país. Era claro, los medios estaban con el gobierno.
Malcom Deas decía que "si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido", cosa que en nuestro país lograron con millones de personas que prefieren ver telenovelas, realities y noticieros tendenciosos en lugar de investigar a fondo lo que realmente sucedía y sigue sucediendo, mucho menos osarían leer algo de historia patria, porque siempre será más cómodo sentarse en el sofá a engordar y llenar la mente de basura.
En Venezuela no se han quedado atrás, los medios pro gobierno criminalizan al movimiento estudiantil venezolano y a la oposición de ese país, incluso algunos argumentan que Uribe, la CIA y otras fuerzas oscuras están detrás de las marchas contra el gobierno socialista (asistencialista) de Nicolás Maduro, a quien prácticamente le rinden culto. El gobierno ha censurado a NTN 24, canal abiertamente uribista dirigido por venezolanos exiliados en Colombia, además amenazó con sacar la señal de CNN en Español y los medios oficiales evitaron a toda costa mostrar imágenes de los desmanes de la fuerza pública contra los civiles. La izquierda colombiana nos ha decepcionado con su silencio sepulcral, La derecha ha querido parecer defensora de los derechos humanos en Venezuela, papel que raya en el cinismo.
Los medios asumieron claramente una posición política y los espectadores nos quedamos con ganas de ver informes equilibrados, donde el director de noticias no se auto enviara a Caracas a dar pantalla. No obstante, la era de la información nos trajo una ventaja grandísima: las redes sociales. Allí se generó una discusión, a veces seria, a veces no, sobre la crisis venezolana. Twitter nos permitió enterarnos en tiempo real de lo que ocurría en Venezuela e incluso por este medio se denunció la manipulación de imágenes a favor de la oposición venezolana y los abusos de la Guardia Nacional Bolivariana; Youtube fue más allá permitiéndonos ver todos los días las marchas desde ambos bandos, los arrestos, los discursos de Maduro y de López, sin edición. Por allí hemos vista caer a balazos a varios protestantes, hemos visto el pánico de los residentes de conjuntos residenciales que son tomados a la fuerza por el Estado. Las redes sociales nos han salvado de la desazón y el oportunismo de los grandes medios.
Lo mismo sucedió con la crisis colombiana, acá siempre fue mejor informarse por las redes sociales que por los noticieros más reconocidos. Es allí donde radica el poder del ciudadano en las redes sociales, el poder de mostrar su realidad sin mediar con los poderes económicos, el poder de denunciar los atropellos del sistema, el poder de ver y ser visto, el poder del reportero ciudadano. Claro que hay que reconocer que muchos portales independientes han hecho un excelente trabajo informativo, ojalá los periodistas pudiéramos ejercer nuestra profesión sin las presiones del poder.
Lo ideal sería buscar el equilibrio: no todo en Venezuela es tan bueno como la izquierda y sus medios lo quieren hacer ver ni todo en la oposición venezolana es tan demócrata como los medios de derecha lo quieren mostrar.
Marzo 18, 2014
Crisis en Venezuela: grandes medios vs redes sociales



